Andreas Krieger, antiguo lanzador de peso alemán

Andreas Krieger nació en 1965 como Heidi Krieger. Con 14 años empieza su carrera en el deporte de competición. Apenas dos años más tarde, además de las llamadas pastillas de vitaminas, Heidi recibe otras de su entrenador que se las ofrece a modo de “ayuda”. Ella confiaba en él.

La fuerza de Heidi se incrementaba y su rendimiento mejoraba de forma continuada. En 1986, Heidi gana la medalla de oro en lanzamiento de peso femenino durante el Campeonato Europeo de Atletismo de Stuttgart. La bola alcanza los 21,10 metros.

A la edad de 26, Heidi se despide de su carrera deportiva debido a los efectos que el dopaje ha tenido sobre su cuerpo.

En 1997, Heidi Krieger se convierte definitivamente en Andreas Krieger. Su decisión de vivir siendo un hombre le salva la vida.


Heike Knechtel, antigua atleta de carreras de media distancia

Heike Knechtel, nacida en 1963, visita con 13 años la escuela de niños y adolescentes (KJS, por sus siglas en alemán) del SC DHfK de Leipzig. Empezó como corredora de atletismo de media distancia. Sin embargo, ya después de dos años la excluyeron Por ello, no creía haber sido víctima del dopaje.

Con el tiempo, Heike se licenció en ciencias de la educación y del comportamiento social. Pero su camino estaba lleno de escollos. Tuvieron que operarla varias veces. En 2003 le diagnosticaron cáncer de pecho.

Solo cuando su trabajo como directora de un centro de asesoría social se suspendió en 2014 debido a una “incapacidad laboral completa”, Heike se dio cuenta de que también había sido víctima del dopaje obligado de la Alemania Oriental.

Knechtel recuerda que su entrenador le dio esteroides anabólicos de los 13 a los 15 años. Incluso tenían que rellenar tablas según la toma de las supuestas pastillas de vitaminas. Las graves enfermedades de Heike han sido confirmadas por los médicos:

es una víctima reconocida del dopaje.

Hoy en día, Knechtel es miembro y representante de prevención del DOH e.V..



Dagmar Kersten, antigua gimnasta

Dagmar Kersten, nacida en 1970. A la edad de 9 años descubrieron su talento como gimnasta y fue enviada a un internado deportivo para niños y adolescentes en Berlín. Su potencial se desarrolló rápidamente y con 15 años ya empezó a participar en campeonatos europeos y mundiales.

Debido a un exceso de ejercicio unido al uso de sustancias de “ayuda”, su columna sufrió daños graves. Dagmar se vio forzada a estar un año en reposo, ya que de lo contrario existía el riesgo de que se quedase parapléjica.

Sin embargo, a su regreso volvió a sufrir lesiones graves que le impidieron participar en el Campeonato Mundial de 1987.

Dagmar fue declarada apta tras ser inyectada por sus médicos y entrenadores para su participación en los Juegos Olímpicos de 1988.

En 1988, Dagmar finalizó su carrera deportiva tras enfrentamientos con entrenadores y responsables deportivos.

Debido a los procesos judiciales en natación y a una visita de la policía con motivo de una declaración de abuso de dopaje,

después de realizarse estudios exhaustivos en Dagmar, ella se dio cuenta de que había sido sometida a un gran dopaje durante su carrera activa.

Hoy en día, Dagmar dirige una escuela de artes marciales y expresión corporal, ayuda a que los niños se hagan fuertes y está comprometida con la prevención del dopaje y de la violencia.


Ute Krieger-Krause, antigua nadadora deportiva

Ute Winter nació un año después de la construcción del muro. Con 5 años aprende a nadar y en 1973 entra a formar parte de la escuela de niños y adolescentes de Magdeburgo. Un sueño hecho realidad. A partir de las siete de la mañana, hace su interminable recorrido nadando. Más tarde, cuando Ute Winter cumple 11 años, recibe su taza con las pastillas de “vitaminas” en el borde de la piscina. “Veía cómo el entrenador nos observaba cuando tragábamos las pastillas”. Además de un duro entrenamiento. Cada vez es mejor, empieza a cosechar éxitos. Con 14 años, pertenece al Kaderkreis II, su grupo de entrenamiento, formado solo por 4 chicas.

En 1977 la llaman para formar parte del equipo olímpico. Ahora, además de las conocidas pastillas de siempre, le dan unas pastillas nuevas de color azul. Su entrenamiento normal está ahora acompañado por un anabolizante. Sus músculos crecen y sus hombros, brazos y cuello se hacen más fuertes. Ute se siente extraña en su propio cuerpo. Empieza a pasar hambre, pero en lugar de adelgazar, comienza a engordar.

Las duras e interminables sesiones de entrenamiento se hacen insoportables para Ute Krause. Con 16 años abandona el mundo del deporte de forma definitiva.

Los Juegos Olímpicos ya no le atraen.

“Dentro de mí solo había silencio”. Ute cae en un agujero negro en el que la bulimia sustituye al entrenamiento, seguida por graves depresiones. Es tratada por psiquiatras. Necesitó 20 años para reconocer su enfermedad, ponerle nombre y poder vivir con ella.

Se casa con Andreas Krieger.

Thomas Götze, antiguo atleta en disciplinas de lanzamiento y choque

Durante su infancia y adolescencia, Thomas Götze se apasionaba por la natación, el fútbol y el ajedrez. Sin embargo, optó por el atletismo, apoyado por el sistema deportivo de la Alemania Oriental. Götze se entrenó de 1976 a 1978 como estrella juvenil en una escuela deportiva para niños y adolescentes de Dresde. Allí, su entrenador le administró unas pastillas dopantes a modo de “ayuda” sin que él lo supiese, como si fuesen vitaminas.

Su rendimiento aumentó, por ejemplo, su distancia de lanzamiento de martillo se incrementó en 15 m anuales. El rendimiento de Thomas era prometedor hasta que sufrió una larga lesión de hombro. Esto tuvo como consecuencia un despido implacable.

Hoy en día, Götze lucha frente a un mayor impacto médico que supuso este suministro criminal de dopaje por parte de los responsables del dopaje de estado de la Alemania Oriental.

Ahora participa junto a Andreas Krieger y otros deportistas de su época en la prevención del dopaje.



Alwin J. Wagner, varias veces campeón de atletismo en el lanzamiento de disco

Con 26 años todavía estaba libre de dopaje. A pesar de que Alwin Wagner era considerado un gran talento del lanzamiento de disco y cumplía con las normas internacionales para participar en los campeonatos, no fue nominado para ningún campeonato por la Asociación Alemana de Atletismo (DLV). Supuestamente no tenía posibilidades de ganar.

Cuando a su entrenador nacional de lanzamiento de disco no le renovaron el contrato debido a la falta de éxitos y otro miembro activo ocupó su lugar, Alwin se vio atraído con promesas de éxito a la escena de los anabolizantes.

Su nuevo entrenador le prometió que podría aumentar su rendimiento un 10% y que su nombre aparecería con frecuencia en los medios de comunicación. Alwin probó las pastillas que le entregaban sin prospecto y las mejoras prometidas empezaron a aparecer. Wagner ganaba gracias a las competiciones y otros ingresos extra casi cinco veces más que un comisario jefe de la policía. Nunca le hablaron de los efectos secundarios y de los riesgos.

Para poder competir con los mejores lanzadores del mundo, Alwin siguió ingiriendo pastillas e incluso dejó que le administraran inyecciones sin saber nada acerca de las sustancias que le inyectaban.

Después de algunos años, Wagner intentó descubrir sin éxito los métodos de la Asociación Alemana de Atletismo (DLV por sus siglas en alemán).

En 1981, Alwin Wagner consiguió por primera vez ser el campeón de lanzamiento de disco de Alemania y salir en prensa. Pero ni los políticos ni la opinión pública reaccionaron.

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